Existen viñedos que se convierten en paisajes de postal. El de nuestra amiga María, de Saldes, en el prepirineo barcelonés, a los pies del precioso Pedraforca, parece creado para ello.
Un viñedo de altura de Pinot Noir que poco a poco toma forma y debe protegerse con mallas de las tormentas y del hambre de los corzos.
Un esfuerzo que este ciclo empezará a dar recompensa en forma de uvas.