Uno de los factores que determina en gran parte el éxito en la implantación de un nuevo viñedo es el riego temprano de las plantas injerto. Nuestra recomendación es que, siempre que sea posible, aunque suponga esfuerzo y coste económico, la instalación del sistema de goteo previsto o la aportación de agua puntual con cubas se realice de forma inmediata y repetida.
El agua facilita la implantación del sistema radicular y acelera el proceso de brotación y desarrollo posterior. La plantación puede salir adelante si las condiciones meteorológicas y del terreno son favorables, pero en todos los casos el riego medido debe ser contemplado como una parte esencial en el trabajo relacionado con la nueva plantación.
El riego es una inversión que reducirá en todos los casos el número de marras y permitirá un arraigo eficiente y el desarrollo vegetativo adecuado para lograr un viñedo equilibrado y, sobre todo, longevo.
Una máxima popular dice desde tiempos inmemoriales: ”Es viña asegurada la bien brotada”. Compartimos este video en el que se hace evidente la influencia del agua en los primeros meses de vida de la planta y ponemos un ejemplo clarificador en una preciosa viña regada por goteo de una presti.