Este homóptero produce un daño en el sistema radicular de todas las variedades de viníferas es tan grande que, en cuestión de un par de años, puede provocar el decaimiento y la muerte de las plantas, extendiéndose a través del suelo o mediante la puesta de huevos en hojas de vides americanas en su fase alada.
Esta devastadora plaga, según indican los historiadores, llegó a Europa a través de la descontrolada importación de vides silvestres americanas, a finales del siglo XIX, en la búsqueda de los viticultores franceses de remedios frente al oídio, experimentado con especies de vitis americanas.
Tras décadas de incertidumbre y desolación, en los que la filoxera arrasó progresivamente los viñedos de toda Europa, los expertos en viticultura llegaron a la conclusión que el injerto de la Vitis Vinífera sobre las Vitis Americana, cuyas raíces resisten las picaduras del insecto, era lo más eficaz.