Es la variedad que más superficie ocupa en España, repuntando de nuevo ahora después de dos décadas en retroceso. Lo que más llama la atención es su elevada productividad y su excelente adaptación a suelos pobres y a la sequía.
Resiste muy bien a plagas y enfermedades, lo que abarata y hace atractivo su cultivo. Con las nuevas técnicas enológicas se consiguen vinos secos neutros, afrutados y aromas tipo plátano y manzana.